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Historias para no mear (Vol 4)

El huevo asesino

¿por qué me tuvo que pasar a mi? yo solo quería comerme un par de huevos fritos a media tarde. Había comido poco, apenas unas verduras salteadas y además no había empujado con pan, por lo que sobre las cuatro me dio hambre y decidí zamparme un par de huevos para matar el gusanillo y de paso empezar a gastarlos que ya debían de llevar en la nevera más de dos semanas. Pues bien, el segundo de la tarde me salió rebelde y mientras lo freía le dio por estallar quemándome a traición gran parte de la mano y más de media cara. Malherido caí al suelo y retorciéndome de dolor conseguí llegar al fregadero donde pude aliviar el escozor, mientras tanto el huevo seguía en la sartén estallando de alegría. Al acercarme el muy baboso volvió a disparar pero está vez con mayor puntería que la anterior acertándome de pleno en el ojo derecho. Una mezcla entre dolor, rabia y humillación al haber sido derrotado por un huevo se apoderó de mi y al descargar mi ira con un puñetazo le di a la paleta esa con agujeros que hay en todas las cocinas y que es muy útil para darle la vuelta a las hamburguesas, con tan mala fortuna que sirvió de catapulta para que un cuchillo se incrustase en mi frente. Caí muerto al suelo.

Ya sé que os estaréis preguntando cómo he conseguido escribir esto si estoy muerto, muy sencillo, realmente yo no lo he escrito del mismo modo que tú tampoco lo has leído.

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