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HISTORIAS PARA NO MEAR (VOL 1)

Hace ya algún tiempo, en un pueblecito muy pequeño cerca de la frontera mexicana, vivía una niña muy guapa que se llamaba juanita y que era la hija de un vendedor de avellanas. Su sueño era vender muchas avellanas para poder irse a Barcelona y ser cantante de un grupo de música folk, pero su cruel padre no la dejaba ni tan siquiera salir de casa en minifalda.

Un caluroso día del mes de enero mientras el papá de juanita comía avellanas en su puesto del mercado, ésta decidió gastarle una broma de mal gusto y le dijo que estaba embarazada y que el padre de su bebé era la prima de Julián Muñoz. Albertín, que así se llamaba el padre, intentó zurrar a juanita por aquella injuria, con tan mala fortuna que tropezó y se atragantó con una avellana lo que le causó una muerte lenta.

La policía se llevó a la huerfanita como presunta autora de un homicidio involuntario y el juez la condenó a mil años de cárcel, acusándola de haber matado a su padre y de haber dejado al pueblo sin avellanas.

Debido a su innata masculinidad, juanita fue encerrada en la cárcel para hombres malos con tendencias homosexuales. Rodeada de tanto glamour conoció a quien sería su protector y promotor artístico: Lauren Postigo. Juntos recorrieron multitud de cárceles dando conciertos por todo méxico y por gran parte de Latinoamérica.

Hasta que por fin un avispado cazatalentos español se fijó en ella y consiguió que le concedieran el permiso para volar a Europa junto con su manager y actuar así en varios puntos de la geografía española.

Juanita cumplió su sueño de cantar en Barcelona ante un público enterado y entregado por completo a la calidez de su masculina voz. Fue tal la acogida que solo en nuestro país recogió más de 50 millones de firmas (se dice que hubo alguien que llegó a firmar hasta dos veces) para pedir la libertad de juanita.

El señor juez mexicano, ante tanta presión mediática no tuvo más remedio que firmar la libertad de Juanita, pero no sin antes alegar que bajo ningún concepto dejaría en libertad a Lauren Postigo. Muy apenada juanita por la decisión del señor don juez se despidió de su fiel amigo y mentor y se abandonó a la fama y el dinero que una vida de lujos le proporcionó.

Para no echar de menos a su amigo, Juanita se compró un loro al que bautizó con el nombre de Enmanuel y al que le daba de comer avellanas. Un día, el loro se atragantó con una avellana y juanita se suicidó.

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